Tazas sangrientas

Concepto y serigrafía a 1 tinta más salpicones sobre tazas de cerámica.
Varias ediciones desde 2015.

Llevamos escuchando Carne Cruda en el taller desde el programa 1 en Radio 3, aquel en el que entrevistaron a Diego Manrique. Nunca nos perdíamos ninguno aquellas tardes a las 14 h. Había que escucharlo en directo porque no había podcast aún.

Nuestros compatriotas Sistema de Monos no tardaron en enviarles su disco ‘Menos monos‘ metido en un bocadillo. Disco que les serigrafiamos nosotros, no sé qué os creíais. Y así fue como entramos en contacto con Crudo. Musicalmente. Y con Rocío Gómez, que estaba con él en redacción la primera vez que fuimos a Prado del Rey.

En 2014 les empezamos a serigrafiar camisetas y en el primer pedido se nos ocurrió meterles al fondo sin avisar unas cuantas camisetas blancas llenas de salpicones sangrientos. Eso derivó en que al año siguiente, en otro pedido, les metimos de regalito las primeras tazas sangrientas: cuatro blancas y una negra. Dónde andará la negra. Al lado hay alguna foto de esas cinco tazas y de la llegada a sus oficinas. No era una estrategia, pero la verdad es que la taza quedó preciosa y tiempo después nos preguntaron cuánto costaría hacer una producción. En mayo de 2018 les hicimos las primeras 90 tazas.

Nuestras serigrafía sobre cerámica, y en tese caso también los salpicones de terror, la hacemos con pigmentos vitrificables. Para conseguir un efecto más real de la sangre licuamos el pigmento rojo con diferentes porcentajes y tonos. Las piezas acabadas las horneamos a 800º y, entre que suben y bajan de temperatura, están unos dos días en el horno, depende de si es invierno o verano. La decoración ya no se borra nunca jamás. Las tazas se pueden usar normalmente (lavavajillas y microondas incluido) y puedes beber lo que quieras. No importa que seas potomaníaco, no les afecta.

Te puedes hacer con ellas aquí, en algún evento que hagan o en su propio estudio cuando vayáis a saludarles.