Ay, ay, ay, ¡que se nos quieren meter dentro! La invasión de los ultracuerpos. Nos han educado bajo el dominio de dioses y marcas. A lo mejor no somos tan guapos como nos susurran al oído mientras nos acarician la rodilla con sus anuncios.

Señoritos, terratenientes, policías a caballo, esclavistas de multinacionales, leñadores de parques y jardines, urbanistas de la civilización moderna, conferencias episcopales ocultando abusos... "La autoridad no sirve para nada", como cantaba Hadidas Apóstol. No se tocan nuestros cuerpos ni nuestras mentes.

William Morris (lo mismo os he hablado alguna vez de él) lo tenía clarinete: "dejemos pues de ser tontos y ellos dejarán de ser nuestros amos". Exigimos justicia social, justicia sexual, justicia laboral, justicia poética. El tiempo es oro. Este es nuestro tiempo. Nuestro tiempo es nuestro.

Hemos reeditado esta camiseta que dibujé hace veintiún años. Basta de acosadores y de cómplices del voto de silencio.